Cuerpos (casi) muertos

Reconozco que jamás lo habría cogido obedeciendo a mi propio gusto. Si he leído las pocas páginas que conforman el número 7 del RaVeNsWoOd MAGAZINE es porque las firma un amigo. Sin embargo, tras la lectura, reconozco que habría resultado una pena relegar más la publicación en la lista de lecturas pendientes.

Poesía Zombi, de Samuel Jara, es mucho más que una breve selección de textos bizarros, de estética gore y con el único ánimo de provocar (aunque también hay mucho de eso). Al cabo, lo único que hace el poeta es utilizar el icono del zombi -con su carne muerta, con su inhumanidad- para hablar de otro cuerpo corrupto: el del ser humano. Y también de una sociedad podrida y un mundo que anda, más muerto que vivo, perdido entre la política más chabacana, la superficialidad y los valores perdidos.

La ironía y los dobles sentidos, herramientas muy recurrentes para el escritor, humanizan al zombi para deshumanizar al lector y su hábitat natural.

DÍA DEL APOCALIPSIS ZOMBI            (extracto)

Ha vuelto para vengarse
aquel montón de carne
que dejamos bajo tierra.
Querían un lugar mejor para sus hijos
y al ver lo que hicimos con su legado,
cansados de revolverse en sus tumbas,
otra cosa no podían hacer
más que resurgir de la tierra
para devorar los cuerpos de los traidores.

Versos directos, como hostias en la frente, llenan las páginas del magazine, que descubre a este poeta que se sirve de la ficción como otros de la más pura autobiografía:

DÍA 16 DEL APOCALIPSIS ZOMBI
Amanece sin el ruido de los coches
Las ambulancias ya no cruzan la Gran Vía.
Nadie hace botellón en el templo de Debod,
vacío de jóvenes ebrios.
Hace tiempo que no se ve a Bob Esponja en Sol,
Hello Kitty ha buscado un público menos apático.
Ni siquiera Spiderman está para salvarnos.
Velázquez dirige la mirada a unos espectadores
tácitos, descerebrados, casi muertos.

El Retiro
es un desierto.
En la calle, el presidente del gobierno
arrastra los pies
y suelta sonidos incongruentes.
Ciertas cosas nunca cambian.

Acompañan, a los versos de Samuel Jara, las ilustraciones de Krri On, firma habitual del magazine. La interpretación del ‘mundo zombi’ por parte del ilustrador casa, perfectamente, con los poemas. Una propuesta arriesgada, marciana, casi única, que deberíamos sacar de la ‘pila’ de pendientes.


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