José María Cumbreño escribe como a golpes de vida. Su poesía es una especie de cuaderno de notas en el que va apuntando impresiones, reflexiones aforísticas y deslumbrantes, verso que respira. Lo demuestra en su Curso práctico de invisibilidad (Casi poesía 2000-2020), una colección publicada en su propia Ediciones Liliputienses y que incluye una buena muestra de su trabajo creativo.
Entre poesía visual, poemas narrativos donde prima el pensamiento espontáneo y breves textos que suponen una mofa hacia todo lo que se convierte en basamento de nuestras vidas, Cumbreño construye una propuesta artística original y única. A menudo, los poemas son piezas de un puzle que no encaja, pero encaja; observa el mundo desde un prisma inédito, pero que el lector ya ha intuido a través de su piel, sin saberlo. En eso radica la originalidad de su obra.
Cumbreño dibuja sobre el aire una poesía sensitiva y corpórea. El poema es una acción que activa mecanismos en el tacto y la memoria, en los ideales y las ansiedades, en el futuro y en la nada.
EL IMPACTO DEL METEORITO
La extinción de los dinosaurios permitió que los mamíferos se desarrollaran y que de ese modo aparecieran nuevas especies, entre ellas la humana que, como se ve, no es sino la consecuencia última de una catástrofe.
Espacio del ocaso
Juan Lozano Felices ha publicado, en Ad Versum, Memoria de lo infinito. Los poemas de Lozano, escritor ilicitano que ha dado pocos libros a los lectores, están muy decantados por la memoria y el imaginario personal de un poeta leído, culto, reflexivo y que respeta, ante todo, el oficio de escritor.
En el prólogo del poemario, José Luis Zerón escribe: «Juan Lozano Felices es un caso singular en la poesía española actual; y lo es por su paciencia, mesura y autoexigencia». Algo que se observa a través de las cuatro secciones del libro, donde el poeta aborda las temáticas fundamentales de la poesía de sus grandes maestros (hay sabor a muchos de ellos) desde un prisma particular, que no imita sino que homenajea.
La realidad que plasma Lozano Felices tiene sabor a ocaso, a recuerdo inútil que embriaga, pues «Todo lo amado es enigma / que nos preserva». Por eso, el poemario es un ejercicio de observación: prevalece la mirada sobre el resto de los sentidos. A veces, totalmente física, instantánea. En otros momentos, retroactiva, evocada,
Pareciera que Lozano quiere salvarse gracias al rescate continuo de aquello en lo que se siente genuinamente él. Por eso poemas como Vers la flamme, Último día o Perdido en Roma. Una vida atravesada por la poesía.
HAY LUGARES
Hay lugares donde siempre se está a punto de volver. Donde la nieve es el argumento y la belleza la postergación. En realidad, hay pocas cosas que necesites para seguir de pie. No hace falta un proyecto vital ni una coartada que nos proteja hasta llegar a la siguiente estación. Aunque partir leña ayuda, es un acto otoñal que nos previene de las pesadillas. Con eso debería bastar.
Escribes el desierto
Un ejercicio originalísimo el de Javier Almuzara en Caravana y Desierto (Renacimiento, 2014). El poeta reescribe, a veces de memoria; otras, de traducciones de traducciones, los escritos de Omar Jayyam, matemático, astrónomo y poeta persa del siglo XI o XII.
Antes de ofrecer es breviario de ideas iluminadas, Almuzara explica, en una breve introducción, cómo las creaciones líricas de Jayyam le han acompañado a lo largo de su vida: «No sé cuándo leí por primera vez los versos de Omar Jayyam, y sin embargo en el recuerdo, impreciso y fabulador, aquel descubrimiento lo cambió todo», explica el traductor y artífice de estas recreaciones.
Se trata de pequeños poemas, casi aforismos, que invitan a aprovechar la vida, a no desperdiciar el momento, a pensar en Dios y en el Infierno, a sentirse completados por el amor… Dice, en una de las composiciones más redondas del libro:
¿De qué le sirvió al mundo mi presencia? Cuando yo falte, nada faltará. ¿Dejará de brillar alguna estrella? ¿Por qué vine? ¿Por qué debo marchar?