Los artista junto con Antonio Roa, coordinador de los encuentros.

Juan Rejano: un rostro sin perfiles

«La noche del olvido / me está esperando, abierta, / quiere acoger mi sombra / como una inmensa tumba«. El poeta Juan Rejano (Puente Genil, 1903 – México D.F., 1976) escribió estos versos de agonía para patentizar el miedo, para asumir su falta en el futuro, para advertirse a sí mismo del fracaso de su propia biografía.

Una existencia con la herida del vagar entre las líneas del miedo y del horror; con noches en vela en campos de concentración más allá del Pirineo y un exilio de la propia vida hacia una vida nueva a la que llegó a bordo de un barco cuyo nombre suena al lugar donde Moisés recibió el mandato de Dios: el Sinaia.

Alejado del olor andaluz de su Córdoba de geranios y flamenco, Rejano publicó varios libros de poesía en los que una y otra vez quería pisar con imaginarios pies la tierra perdida, una Andalucía que ya solo debía existir en su memoria y un Puente Genil transformado por el tiempo y los afectos.

Murió, más allá del mar, sin poder caminar de nuevo sobre al puente que cruza el Genil y abre como granada preñada las casas de ese pueblo suyo que se ha negado a que la noche del olvido sobrevuele su memoria.

El eco de su obra ha llegado hasta estos días. De un modo particular, la sombra del poeta ha susurrado versos a las manos de Chema Rodríguez y Rafael Jiménez, artistas plásticos que el pasado año unieron su creatividad para homenajear el escritor dentro del VII Encuentro de Poesía, Música y Plástica en el que también se entregó el I Premio Internacional de Poesía Juan Rejano -Puente Genil.

Como una bruma

Juan Rejano – apuntes de Memoria fue una exposición con la forma de la bruma, concebida para existir apenas unos instantes y quedarse en el recuerdo de quienes la visitaron, para que acogieran la sombra de poeta.

Juan Rejano - Un apunte de Memoria. Obra de Rafael Jiménez.
Juan Rejano – Un apunte de Memoria. Obra de Rafael Jiménez.

A través de la plástica y el arte audiovisual, Rodríguez y Jiménez crearon un recorrido por la biografía y la obra de Rejano, que suponía a la vez un paseo terrible por la guerra, la posguerra y el exilio. El arte encontrado, el reciclaje y los propios discursos estéticos de los dos artistas convivieron en el montaje de Juan Rejano – apuntes de Memoria.

Las propuestas de Chema Rodríguez y Rafael Jiménez parten de lugares distintos y ambos artistas trabajan en líneas que caminan hacia destinos diferenciados, pero ambos se parapetan tras un discurso meditado y coherente que convierte sus obras en objetos que interpelan al público. El trabajo en común logró que ambos pusieran su trabajo a disposición de la imagen de Rejano para crear una exposición con la que dignificar el legado del poeta.

Un busto sin perfiles presidía la sala. Juan Rejano o cualquiera que tuviese que romper los cimientos de su día a día para convertirse en la negra sombra de lo que era en un país distinto. ¿Más allá? Caras sin rostro, la pátina con la que el olvido que impone el tiempo va limando los rasgos de aquellos que ya no existen, una explosión roja como la sangre palpitando en medio de las bombas.

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Fotografías de Gema Albornoz.


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