Coger un libro y que tan solo un poema baste. Es lo que ocurre con ¿Tienes quien te cuide la mula?, de Thaís Espaillat.
Hay que Saltar la hoguera, precipitarse al fuego para escapar en el último segundo y, al sobrevolarlo quemar el tiempo.
Hay libros cuyos versos están tan pegados a la realidad que podrían perfectamente sustituir a los papeles periódicos. Detallan la vida a modo de diario.