La sonrisa canalla como tirada en ese cuerpo enorme, como hecho a cachos. Los ojos vivos, de niño-tras-romper-algo. Su nombre es Andrés García Cerdán.
Poeta, músico, cantante, este doctor en Literatura por la Universidad de Murcia participó en el ciclo Mursiya Poética, que el Colectivo Iletrados organiza cada verano, en 2016. De aquel evento se publicó una plaquette con poemas del autor de Albacete, una selección de textos realizada por Samuel Jara y que desde aquel año estaba aguardando en mi lista de lecturas pendientes.
Con el título de SATISFACTION [I CAN’T GET NO] y una ilustración de portada de Cristina Franco Roda, el pequeño volumen grapado recoge unos cuantos poemas de este autor ganador de premios como el Antonio Oliver Belmás, el Alegría o el Barcarola.
LAS LUNAS
La mañana de un día que no importa
encontré una brecha en el cuerpo
del poema, esa boca
secreta,
escrita en un costado,
con que soñaron Swedenborg y Borges.
En mis propias brechas hurgué
y excavé y traduje.
Las esquirlas de sangre me abrazaron
y ahora vivo, soy, existo dentro,
encantado en la herida,
soñando luz de huesos, nervios, venas.
Cada día que pasa
me muero en una fiesta.
Cada día que pasa nazco en una palabra
maravillosa.
Bajo lunas de carne soy
tejido biológico
para un poema más que amanece y amanece.
Mirar donde la nada
Mirar donde la nada. Es lo que hace Mercedes Halfon en Lámparas ideales (Ed. Liliputienses, 2019). La autora argentina ha entregado a la editorial un poemario breve —brevísimo, un suspiro— en el que observa esos lugares que pasan desapercibidos en el día a día para, desde ellos, desde esos rincones diminutos e inanes, generar las respuestas a preguntas de vértigo.
«La voz de Lamparas ideales no desespera, no se agita, viene de vuelta (…) Algo tienen esas palabras sencillas, firmes, quietas ante lo monumental, algo que se parecería a la liberación«, escribe Luis Chaves en el prólogo —breve, también breve— del libro, en el que la autora asegura: «No voy a ningún lugar en especial / sólo salí a mirar el color del cielo / no es momento hecho para durar / es la hora en que los bebes empiezan a llorar / y los perros pasean con sus dueños».

Y allí, en ese no-pasar-nada, ocurre la poesía de Halfon. La autora mantiene un equilibrio difícil de explicar. Invita al lector a mirar a aquellos espacios del hogar, que es la vida, que cualquiera aseguraría tener completamente memorizados para, en un segundo, ponerle frente a una verdad: no conoces tan bien ese lugar, no recuerdas los detalles, no has comprendido la belleza de misterio que esconde esa esquina.
Sobre la ropa tirada repienso mis dominios
en suspenso el sol, un alma, no sé
si la tuya o la mía, los dos estamos perdidos.
Las plantas se secaron, el enduido también secó
y de los escombros barridos crece
una comunidad de hormigas
que no pertenece a ninguno
cuando me encuentro sola les doy calor
sé que eso que vuelve, que crece sin chance
aunque no tenga cimientos ni lenguaje
es más fuerte que yo.
Pensar la muerte
Simon Critchley reflexiona sobre los límites de la interrupción voluntaria de la vida en Apuntes sobre el suicidio (Alpha Decay 2015). El libro es un breve ensayo en el que el filósofo reflexiona sobre la vida, la muerte y los condicionantes externos que han hecho del suicidio un acto sucio, censurable y cobarde.
Desde la implicación de las religiones hasta la concepción de propiedad familiar y social de la vida de una persona, el autor expone desde una perspectiva actual todas estas dudas que pueden surgir sobre la decisión de acabar con la propia existencia por dignidad, cansancio o hastío.
"No creo que nadie haya tirado su vida por la borda mientras valiera la pena conservarla", afirma David Hume. Clic para tuitearCritchley también sobrevuela el origen de los deseos suicidas desde la perspectiva sociológica y desde la salud mental en un texto que, si bien puede servir como inicio de este complejo debate, apenas aporta conclusiones.
De hecho, termina por resultar más interesante el anexo que incluye el libro, unas reflexiones sobre el suicidio realizadas por David Hume en 29 breves tesis en las que el filósofo elimina uno por uno los poderes que Dios tiene sobre la vida.
«Nadie que conceda que la vejez, la enfermedad o el infortunio pueden convertir la vida en una carga y hace de ella algo incluso peor que la desaparición podrá poner en duda que el suicidio a menudo coincide con el interés y nuestro deber hacia nosotros mismos«, escribe Hume: «No creo que nadie haya tirado su vida por la borda mientras valiera la pena conservarla. (…) Podemos estar seguros de que quienquiera que haya recurrido a él [al suicidio] sin motivo aparente fue víctima de una tan incurable depravación o melancolía en el temperamento que por fuerza le emponzoñó todo disfrute y lo hizo igual de desgraciado que si lo hubieran abrumado los más terribles infortunios».