Aquí todo vale. Cualquier escritor de tres al cuarto finaliza su ‘obra magna’ y solo le resta introducir en Google los términos adecuados para verse ante un universo de ‘editores’ que ponen a su disposición un amplio abanico de facilidades para convertir su creación en papel, eBook, publicación por entregas o lo que le dé la gana. Eso sí, previo paso por caja, claro.
Qué fácil parece y qué gran estafa se esconde en la mayoría de estas ‘editoriales‘, tras las que se ocultan mercenarios de la literatura. Porque a estos personajes ni les importa la calidad de lo publicado ni el impacto que lo impreso pueda causar en los lectores.
El objetivo está claro: que el pobre iluso que se cree el nuevo Voltaire pague y que lo haga bastante bien. Otros ponen la trampa en las condiciones, al obligar al escritor a vender un número mínimo de ejemplares. Ahí están, jugando con los sueños de la gente.
¿Quién será el próximo en caer? Google debería incluir un aviso: «Peligro: editor a la carta».
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