El nombre de Agatha Christie está indisolublemente unido a las novelas de detectives y policíacas. Con más de 50 libros dedicados al género, las figuras de Hércules Poirot y Miss Marple han alcanzado fama mundial y son perfiles tan reconocidos como el Sherlock Holmes de Conan Doyle.
Pero el talento creativo de Agatha Christie no acaba en los patrones cerrados de novelas como Asesinato en el Orient Express o Muerte en el Nilo. La autora británica también destacó en los cuentos o en el teatro, donde obras como Una visita inesperada o La ratonera lograron un excelente éxito de crítica y público y todavía hoy se siguen interpretando en los teatros del mundo.
Esta faceta más desconocida de la escritora permite a los seguidores de sus intrigas explorar un nuevo mundo en el que incluso muchas de sus novelas se reconvierten en teatro. Y es que Christie reescribió algunas de sus novelas más populares desde la perspectiva de la dramaturgia.
La ratonera, éxito inigualable
De todas las obras teatrales firmadas por Agatha Christie, La ratonera es la que más fama ha logrado con el paso del tiempo. Basada en su libro Tres ratones ciegos y otras historias, se publicó en el año 1952. Por supuesto, pone sobre las tablas una historia policíaca que podría calificarse como un destilado del mayor genio creativo y talento literario de la creadora.
Casi un centenar de países se sumaron al estreno de la obra, que se calcula que ha podido ser vista por más de 60 millones de espectadores. Tanto fue su éxito que suma otro récord más a la trayectoria literaria de la británica: ha sido la obra que más tiempo ha sido representada de manera continua en un teatro. Setenta años. Nada menos.
La receta de la fama
Un esquema sencillo que se repite en prácticamente todas las novelas y en la mayor parte de las obras de teatro, una escritura consistente, pero sencilla, sin alardes, y un absoluto don para atraer a la dama inspiración y sacar de su cabeza centenares de historias. Esta es la receta de la fama de Agatha Christie, una de las novelistas más populares, leídas y vendidas del planeta y de la Historia.
Lo mejor es que la vocación literaria no se despertó en ella de manera natural, sino a través de un reto: fue su hermana Madge quien le puso entre la espada y la pared para escribir una buena novela de detectives. Y como en otras muchas historias de éxito artístico, los inicios no fueron fáciles: la novela fue rechazada por media docena de editoriales, fue publicada sin pena ni gloria y apenas se vendieron un par de miles de ejemplares.
Sin embargo, ya allí Christie dejó muy claro que sería una gran escritora. De hecho, en esa novela presentó por primera vez a Poirot, ese pequeño y glotón detective belga con ciertos rasgos de TOC y capaz de resolver cualquier tipo de misterio.
Y allí empezó el mito y una pequeña gran biblioteca que ha entretenido los veranos de cientos de miles de personas.
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