Ser el Dios y el anticristo, la pena y la nada, la redención, el dolor, una tarde de sexo tras la que hay que cambiar las sábanas, el grito en la cima de la montaña. «Soy el cordero Paskual: prometo decir la verdad». Rock anti rock, punk anti punk y pop anti pop, esto es La Pasión según Igor Paskual, el nuevo disco del artista vasco, que ha llegado este viernes a todas las plataformas digitales.
Once cortes electrificantes, glam, locos, calmados, reflexivos… que vienen precedidos por Dios es colombiano, una bomba sacrílega que el músico publicó antes del verano y que marca la tendencia de un disco en el que predominan las letras punzantes y enfadadas: «El que esté aburrido del amor que no lo toque / el que esté agobiando de vivir, que se suicide / y si hay alguien que viene a joder / que se joda / que se joda él».
Tras dos discos (Equilibrio inestable y Tierra firme) que pasaron más desapercibidos de lo que justamente debieron y que contienen algunos temas redondos como Napalm o Chica de alta gama, Igor Paskual da, con este La pasión según Igor Paskual, un golpe sobre la mesa del establishment del rock patrio.
Y es que el tercer disco del cantante es un bello monstruo híbrido que golpea hacia todos los lados. Un corpus de honestidad que se disfraza, en cada corte, de los distintos referentes de este tipo descarado y descarnado: Bowie, el pop setentero, la contundencia de los Lone Star e incluso El Gavilán de Violeta Parra… el tercer trabajo del músico parece un muestrario de todas las costuras que lo componen.
Igor Paskual es una efigie del rock («Subnormal, subnormal, subnormal, déjalo ya. Para mí el rock and roll y para ti el indie pop, so cabrón») que ha producido un disco más coral que los anteriores, un trabajo que invita a la escucha en común, al disfrute de un «todos contra todos, todos con todos».
Todos contra todos
Los propios temas de La pasión según Igor Paskual parecen ser un tótum revolútum, como si una cabeza esquizoide hubiera ordenado los cortes: temas cuasi punk de largo aliento (el primer single, inspirado en la capacidad de hiphop de contar mucho en muy poco) que alcanzan los 5 minutos arremeten contra otras canciones más pegadas al pop-rock, de tempo oceánico.
Dice Igor Paskual que quiere ser inmortal. Por eso le reza al Cristo de los mineros, busca amparo en Nuestra señora de la consolación y clama por un nuevo bautismo. Pero, en el fondo, el vasco sabe que solo somos ratas, que no hay redención posible para aquel que se ha manchado las manos con el barro de la Verdad.
Larga vida al anticristo. Larga vida al Cordero Paskual.
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