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Olvide por un momento a Anthony Hopkins. Imagine que nunca lo ha visto, con esos ojos sedientos y encendidos, detrás de esa máscara siniestra. Pongamos que nunca ha sido Hannibal. Es, tal vez, el único modo de encarar si prejuicios la serie Hannibal, en la que es Mads Mikkelsen quien se pone en la piel del sugestivo psicópata.

Y si no puede olvidar el trabajo de Hopkins, vea también la serie; no tardará más de un par de capítulos -si es duro de roer- en descubrir que esta ficción de tres temporadas es algo distinto y perfectamente compatible con las míticas películas. 

Bryan Fuller firma este viaje por el universo del caníbal, una rica experiencia dentro de esta new age de las series de televisión. Son 36 episodios en los que Fuller se sirve de Mikkelsen (Hannibal Lecter), Hugh Dancy (Will Graham) y Laurence Fishburne (Jack Crawford), entre otros, para mostrar que la sangre, las mentes oscuras y la investigación policial puede ser algo más allá de cuatro disparos enmarcados en la recurrente fotografía oscura.

Logra convertir cada una de las escenas de este juego del ratón y el gato entre la Policía y Lecter en un cuadro digno de las mejores galerías. La música -piezas clásicas se alternan con inquietantes obras minimalistas-, la fotografía, los platos -que tienen Marca España– y, sobre todo, la calidad de los diálogos, que son complejos y obligan a prestar toda la atención a la pantalla, contribuyen a construir este espectáculo para los sentidos.

Resulta verdaderamente apasionante viajar a lo largo de las tres temporadas de la serie.

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Si bien en la primera el espectador encuentra a Hannibal como un personaje más de un reparto coral, ya comienza a quedarse enganchado por la tensa relación que se construye entre el psicópata y Will Graham, un colaborador de la policía.

La segunda, con mayor espacio para desarrollar la trama con y contra el doctor Lecter, ya demuestra que se trata de una serie de sobresaliente, que tristemente acaba de un modo precipitado en una tercera temporada en la que, con el objetivo de cerrar bien la historia, mezclan dos tramas que hacen que todo se precipite.

Pese a ello, el cierre y los primeros siete capítulos de esa última entrega logran que lo negativo se convierta en una anécdota. 

Excelente menú. ¿Se quedan a comer?

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