Cuatro poemas de Aurora Saura

Aurora_Saura_fotografia
4.4/5 - (28 votos)

Aurora Saura (Cartagena, 11 de junio de 1949) es una poeta y profesora española. Ha sido catedrática de Lengua y Literatura de instituto hasta su jubilación y ha participado frecuentemente en lecturas poéticas, coloquios y encuentros literarios. Ha colaborado también en revistas de la misma índole y en libros franceses para estudiantes de Español. Su lema podría ser, algo modificada, la famosa frase de Terencio: «Nada, humano o no, me es ajeno».

Su producción es escasa porque, reconoce, la vida a veces se ha impuesto a la escritura. Su primer poemario, titulado Las horas, apareció en 1986. Posteriormente ha publicado De qué árbol (1991, Universidad de Murcia), Retratos de interior (Editora Regional de Murcia, 1998), Si tocamos la tierra (Libros de la Frontera, 2021) y Mediterráneo en versos orientales (DM, 2014). Avivar el fuego es una antología publicada por la Editorial Renacimiento en 2018.

En un artículo publicado en Zenda, escribí: «En ella todo es verso: el inicio del verano, la madrugada súbita, una flor de jazmín que entrega su aroma, dos hermosos muchachos con la pasión derramada por sus cuerpos, la belleza intrigante de la noche en que Leonardo pudo pintar lo que apenas existe, una fruta madura que se empeña en seguir pegada al árbol…».

Cuatro poemas de Aurora Saura

La mano de Daniel

Lo más notable
es esta perfección de los dedos
que alcanzan un borde, que rodean
tu dedo, buscando
encerrarlo, anillo delicado.
Qué admirable perfección esta
de los dedos del niño
que aún no sabe
del poder que tienen al cerrarse
en tu mano, anillo
más claro y deseable
que cualquier otro de los que
tanto brillan y vanamente
esperan un poco de atención,
la caricia que sólo
estos dedos merecen.

Niño a caballo

Niño feliz,
criatura diminuta
que cabalgas desde hace siglos
sobre este caballo
a punto de saltar, tal vez
encabritado.
Puede que tengas miedo
—él es demasiado grande—
pero veo en tu rostro
temeridad, coraje,
la determinación de seguir
allá arriba, donde quiera que vaya.

Quién, como tú,
atrevido y magnífico,
pudiera con su gesto galopar
para siempre,
arriesgarse a vivir
en el filo inmortal.

XVIII

Noche sin luna.
Luciérnagas las barcas 
que la simulan.

En la mina romana

He entrado por vosotros.
Porque estaba oscuro
y os empapaba la humedad,
y hacía frío,
cuando trabajabais aquí
siendo esclavos.
Porque tardabais días,
a veces semanas,
en ver el sol.
Porque moríais sin consuelo.
He entrado por compasión y por rabia.
Porque muchos malviven
y mueren hoy
como vosotros. Todavía.

Suscríbete a la newsletter
Acepto que mi información personal sea transferida a MailChimp ( más información )
Recibe un correo al mes con todas las novedades de la web de Daniel J. Rodríguez.
Odiamos el spam. Su dirección de correo electrónico no será vendida o compartida con nadie más.

8 comentarios en «Cuatro poemas de Aurora Saura»

  1. No encuentro rima, sentido no contenido a estos poemas publicados. Tampoco tienen valor de describir situaciones, estados de ánimo, sentimientos.ideas,conceptos,aprendizaje
    o mensaje.
    ?cual es sentido de escribir por escribir, si no trasmitimos nada?

    1. Lamento que no te hayan gustado los poemas de Aurora. Es, sin duda, una voz poética a tener muy en cuenta.

      Afortunadamente, hay distintas poéticas contemporáneas y distintos tipos de lectores.

      Un saludo y gracias por comentar.

      1. Hay tantos
        poetas buenísimos que no triunfan por no ser catedráticos…¿ La imaginación y el talento innato te la da una carrera universitaria?
        Disculpe, pero no me convence
        esta poesía. Un saludo a bien.

  2. Hay tantos
    poetas buenísimos que no triunfan por no ser catedráticos…¿ La imaginación y el talento innato te la da una carrera universitaria?
    Disculpe, pero no me convence
    esta poesía. Un saludo a bien.

    1. Hola, Manuel.

      Desde luego que la poesía no es solo cosa de catedráticos.

      Tampoco el talento innato es lo único necesario para hacer poesía.

      Un abrazo y gracias por leer.

  3. Poder dibujar con palabras el contenido de una imagen o un sentimiento. Plasmar en el papel la retina de todo un interior, no lo da las cátedras. Es la esencia junto al tiempo, la necesidad del ser.
    Acepto y comprendo la poesía de Aurora.

Deja una respuesta