Poeta, narrador y, sobre todo ello, lector. Parece un tópico, pero en el caso de Ramón Bascuñana (1963) la afirmación se hace real, se justifica. El autor alicantino es una referencia a la hora de buscar nuevos panoramas literarios y su propia obra, especialmente su poesía, bebe de una tradición que genera diálogos con el momento actual: es un camaleón con las sílabas contadas.
Suyos son premios como el Nacional de Poesía Miguel Hernández (2000), el Premio de poesía Flor de Jara (2006) o el Premio de Poesía Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria (2015). Entre sus libros de narrativa o de poesía, Artículos de primera necesidad (Boria, 2020) o Todas las familias infelices (Chamán, 2019) son dos de sus más recientes entregas. Estas son sus coordenadas:
-Un epitafio.
¿Esto era todo?
-El más grande defecto.
La apatía
-El lugar donde has sido feliz.
En cualquier lugar y en ninguna parte.
-Lo que da más miedo.
El propio miedo, que es el motor del mundo.
-La última atrocidad.
El feminismo mal entendido.
-Qué no te da pena.
El tiempo malgastado.
-Un enemigo.
Cualquiera que haya sido antes amigo. Son los más enconados.
-Alguien a quien admirar.
A los escépticos, por ejemplo a Emil Cioran.
-El título de tu biografía.
Punto y final.
-Último libro que cerraste a medio.
No podría decir uno-Son demasiados.
-¿Pasado, presente o futuro?
Aquí y ahora. El resto es fantasmagoría o utopía.
-La última voluntad.
La que ya no se puede cumplir: dejar un bonito cadáver.
-Un libro.
Mrs. Caldwell habla con su hijo. De Camilo José Cela
-Una película.
Dos: La condesa descalza y Eva al desnudo, ambas de Joseph L. Mankiewicz
-Una canción.
“Tous les garcçons et les filles”, de François Hardy,
-Un cuadro.
Cualquiera de Francis Bacon
-Una receta.
Una que no suelo comer desde que murió mi madre; el arroz y conejo.
