Escritor, actor y cineasta. El autor murciano apuesta por una voz nueva y «más ácida» en la poesía. Para el escritor, que acaba de presentar el poemario Follándome la vida, jodiendo la muerte, «es el momento de sintonizar con la gente que se abre al mundo literario». El libro es un grito constante a la lucha de estar en la vida.
Hoy ya no se hace poesía como ayer. En su trabajo con las palabras, el poeta busca ahora otros modos de contar las cosas. Muchos de los autores actuales son ‘escritores canalla’ que miran el mundo con un filtro tóxico, directo y transgresor. Carlos del Moral se encuentra entre estas nuevas voces de la poesía, que también comienzan a surgir en Murcia. Inmerso en numerosos proyectos, el pasado viernes presentó en Madrid Vergüenzas sin (com)pasión, de Fredeswinda Gijón, primer libro publicado por Ediciones Tuertas, que el murciano dirige junto a Rocío Checa.
¿Por qué ha decidido titular de ese modo su último trabajo literario?
El título del poemario es un descorche a la mente del lector, para que este vea que existen proyectos poéticos novedosos y se anime a acercarse a esta forma de hacer poesía.
¿Qué trata de transmitir con esta obra?
Follándome… es un libro de poesía que no busca la belleza formal. Mi objetivo es compartir mi visión del mundo desde un lenguaje agresivo, muy sexual y visceral. Llamo a los textos poemas porque están formados por versos pero yo diría que, por momentos, el contenido es más prosaico que poético.
¿Cómo se ha ido fraguando este libro?
La producción de este poemario es eminentemente nocturna. La noche te lleva a vivir unos sentimientos muy específicos. No se puede pensar y escribir lo mismo a las 2 de la madrugada en silencio que a las 10 de la mañana en medio de la ciudad. Este libro se ha escrito de noche porque tenía que contar las cosas que experimento a esas horas.
¿Su experiencia en el mundo de la interpretación tiene algún papel en su perfil de escritor?
Sí. El teatro te enseña a meterte en otras mentes y personalidades. Esa capacidad de mímesis, unida a una especial sensación de abandono, te ayuda a sentir las cosas como si fueras otro. Puedes ver a través de los ojos de otros.
Canalla Ediciones apuesta por publicar voces nuevas que están revolucionando la forma de hacer literatura, ¿Es tan importante este nuevo perfil de escritores?
Es una editorial que está creando un catálogo muy interesante en prosa y verso. Canalla se ha centrado en los nuevos estilos de creación. Yo digo que es una cueva de bufones, entendiendo a estos desde su concepción original: personas que, desde la sorna, no se cortan ni se autocensuran.
¿No existe, por tanto, censura en el lenguaje ni en los temas que aborda?
Se trata de no caer en la tentación de querer hacer textos bonitos. Utilizo el diccionario de la RAE para escribir y todas las palabras que uso están aceptadas por la Academia. Otra cosa es que a alguna persona pueda parecerle un lenguaje malsonante, pero son palabras del diccionario y están allí para usarlas.
¿En qué proyectos está trabajando ahora?
En septiembre publicaré un nuevo poemario y mi primera novela titulada 7Calles, escrita en 2002 y todavía inédita. En la esfera dramática, estoy inmerso en la elaboración del documentalDe la raíz a la rama, del que soy guionista, que trata sobre la familia Fernández, músicos oficiales del Cante de las Minas y he participado en el documental Perdidos. Un lugar para encontrar, sobre una generación de escritores anónimos que se enfrentan al reto de subsistir en el mundo cultural.
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