Homenajes y esperas

De homenajes y esperas

He leído una antología de Raúl Zurita. Siempre es interesante regresar a los versos del poeta chileno, pero en este caso más todavía. Se trata de una edición bilingüe publicada en Grecia y la artífice ha sido una amiga amada, Natasa Lambrou.

Más allá de la necesaria atención que merece la altura de los versos de Zurita, este libro es especial por ella. Conocedora incansable de la literatura española y latinoamericana, esta hoplita de la palabra poética es una inspiración constante.

Conozco, de forma somera, seguramente, el proceso de trabajo que ha llevado a cabo para mostrar la poesía de Zurita, en la que cree firmemente, en el país heleno. Por eso he leído esta pequeña muestra de la obra infinita del chileno con la emoción en la punta de los dedos.

GUÁRDAME EN TI

Entonces guárdame en ti
en los torrentes más secretos que tus ríos levantan
y cuando ya de nosotros
sólo quede algo como una orilla
tenme también en ti
guárdame en ti como la interrogación de las aguas
que se marchan
Y luego, cuando las grandes aves se derrumben
y las nubes nos indiquen
que se nos fue la vida entre los dedos
guárdame todavía en ti
tenme en ti, en la brizna de aire que aún ocupe tu voz
dura y remota
como los cauces glaciares en que la Primavera desciende.

Un trozo de Grecia.
Un trozo de Grecia.

Lo inverosímil

Alessandro Baricco es un creador extraño. Sus novelas parecieran siempre la misma, pese a ser tan distintas. El italiano ha creado un universo de horrores sutiles, en el que casi todos sus protagonistas se duelen de un hueco en medio del pecho.

La Esposa joven (Anagrama) es el retrato de la espera, una búsqueda del límite de la paciencia, una exploración, el sexo húmedo de la mujer que aguarda. Una vez más, Baricco se sirve de esa prosa mágica en la que se permite transgredir los límites, romper ‘la cuarta’ pared, evitar los tempos requeridos a una novela.

Se trata casi de una fábula en la que aprender es lo de menos. Lo suyo son, casi siempre, cuadros surrealistas llenos de madrigueras por las que el lector se deja caer casi con urgencia.

Éxtasis barroco

Me han gustado algunos poemas de Sopra Minerva (Adeshoras, 2019), un libro en el que Luis Moliner recoge 20 años de su poesía. Cuatro libros (Teatro químico, Tiempos, Papeles del desamparo y Sopra Minerva) en uno que supone un canto a la poesía propia.

Dice el escritor, en esta entrevista de Esther Peñas, que «la poesía que no es de excelencia no es nada»; y son sus textos de un barroco depurado, exacto… como un abrazo místico que surge en torno a la figura de Miguel de Molinos, teólogo español creador del quietismo.

Su obra es compleja y requiere de toda la atención que el lector pueda prestrar. Es preciso ser valiente: hay que descender a un universo de arcanos y misterio, entregarse a lo sagrado.

V

Desde este Lazio,
algún dios escondido
tal vez me vuelve
los ojos a mi patria:
un círculo de luz

donde tú acabas
y empiezas. Y te veo
tan encendida
ofrenda y tan adentro
que, hecho carne lunar,

tu verbo doy
por alimento al cuerpo
que nos transporta,
pura noche, diamante
ya, noche iluminada.


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